Cómo elegir el calzado sanitario idóneo

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Comenzaremos con unas recomendaciones generales válidas para todo el calzado laboral.

El zapato no debe oprimir el pie por lo que una horma ancha es lo más conveniente. También debe adaptarse a los movimientos propios de cada actividad. Hay que comprobar que no se clave en el empeine al flexionarlo. Y está muy indicado que el cierre permita variar el ajuste, de este modo el calzado se adapta al volumen del pie a lo largo de la jornada laboral.

Una buena plantilla mejora el confort y distribuye las presiones en la planta del pie.

En cuanto al calzado sanitario, si no hay manipular objetos pesados se puede usar un zueco abierto pero con una tira que agarre el tobillo para que sea estable y amortigüe impactos.

El uso del zueco abierto está muy extendido en sanidad. Sin embargo, muchas veces no se toma en consideración que las enfermeras realizan muchos esfuerzos físicos en contacto con los pacientes. Con seguridad, su confort sería mayor con un zapato cerrado, que aportaría estabilidad y protección.                                                                                                                                 _tu_ropa_zueco_eva

Los desplazamientos constantes, habituales en el sector sanitario, precisan de un calzado que se adapte al pie para la marcha y, a ser posible, con un diseño anatómico que disminuya el cansancio.  Se recomienda una puntera redondeada para que los dedos se sitúen con  comodidad.

En los zuecos, la zona de apoyo del talón debe contar con una cazoleta que lo asiente para evitar torceduras o caídas y amortiguar los impactos.

En el ámbito sanitario, el calzado exige una limpieza constante por lo que   hay que  facilitar su mantenimiento. Son aconsejables los zuecos fabricados con pieles  hidrófugas o con microfibras lavables. Es también imprescindible que el diseño  del zapato permita la ventilación del pie. En hospitales, clínicas, centros médicos… los suelos pueden ser muy resbaladizos  debido al vertido de fluidos. Es imprescindible que la suela del calzado sea anti-resbalante, con dibujos en el tacón y la puntera para un buen agarre y, también, para evacuar los líquidos en la pisada.

Actualmente, con el empleo los materiales termoplásticos o polímeros se  logra que el calzado sea ligero, lo que repercute en un menor   cansancio  en largas jornadas laborales y con continuos desplazamientos.  Asimismo, en las actividades más dinámicas del sector de la sanidad es importante  que el calzado sea transpirable y la suela aislante.

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