Cómo proteger tus ojos según tu trabajo
Héctor M. Cordero
La vista es, posiblemente, el sentido que más utilizamos y el que nunca nos gustaría perder. El dicho popular asegura que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Seguramente no se cumpla esta premisa para la vista, aunque no estaría de más preguntarse si realmente nos cuidamos y protegemos nuestros ojos como es debido, sobre todo en determinados sectores laborales, especialmente en la industria. Naturalmente, existen equipos de protección individual diseñados expresamente para ello (materiales ligeros, patillas flexibles, lentes adaptadas a circunstancias especiales…), pero quizá no sean suficientemente conocidos o su uso sea, por desgracia, muy ocasional.
Los principales peligros para la vista que corren los profesionales, junto con los materiales o métodos de prevención de riesgos son:
– Humedad: la entrada accidental de agua o la sensación de humedad constante a la hora de trabajar pueden provocar situaciones peligrosas para el trabajador. Algunas de las gafas que evitan estos contratiempos suelen incluir el efecto antiempañante, como las de la imagen 1.
– Abrasado: enrojecimiento de ojos, lagrimeo, dificultad para ver, dolor al abrir y cerrar los párpados… estos pueden ser algunos de los síntomas de la abrasión corneal. Esta lesión se produce al darse un golpe más o menos fuerte con cualquier objeto en la córnea, la parte transparente exterior que cubre el ojo. Estos golpes o rasguños suelen ser accidentales y se producen desde con un propio dedo de la mano hasta con objetos punzantes, lo que complica el asunto. Se trata de una lesión fácil de evitar y para la que existen multitud de gafas especializadas en el mercado, como las de las imágenes 2, 3 ó 5, con características antirrayaduras.
– Altas temperaturas: los profesionales que usan herramientas como radiantes o soldadores deben usar viseras como la que vemos aquí (imagen 6) para evitar el contacto con chispas o con fuego directo, que puede provocar una ceguera permanente.
– Destellos: gafas como esta (imagen 4), pensadas para su uso en exteriores y con protecciones laterales, se adaptan a todo tipo de perfiles (nariz flexible) para que en momentos delicados el sol no ciegue y no se provoquen accidentes o lesiones oculares permanentes o transitorias. Además, según algunos estudios, la exposición constante al sol puede suponer más riesgo de desarrollar cataratas o degeneración macular relacionada con la edad.
Por último, solo recordar que debemos cuidarnos y prevenir desgracias, y más cuando hay material muy económico a nuestro alcance. ¿Cuánto valen para ti tus ojos? Para ellas mucho.
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