Cada año por estas fechas los uniformes escolares dan que hablar

_tu_ropa_colegialesNo estamos hablando de las batitas de los más pequeños cuya finalidad está muy clara, impedir que se ensucien, desgasten o rompan las prendas que el niño lleva debajo.

La controversia la suscita la uniformidad corporativa, obligatoria en muchos colegios, para niños y niñas a partir de 6 años.

Hay dos corrientes de opinión se mantienen año tras año y, como con las líneas paralelas, su coincidencia es imposible.

En un blog de vestuario laboral es lógico posicionarse a favor del uniforme en las escuelas y lo hacemos, pero no es una postura interesada.

Hay muchas razones a favor que bien pueden clasificarse en tres grupos, prácticas, psicológicas y sociales.

La cara práctica

A los niños, por las mañanas, les cuesta mucho arrancar. ¿Qué me pongo?, ¿dónde está mi camiseta rosa?, ¡estos pantalones no me gustan!… Sin lugar a dudas, el uniforme evita discusiones, búsquedas y pérdidas de tiempo.

También significa un ahorro. Se precisan muchas menos prendas de calle y las que se tienen se estropean menos por un uso limitado.

Si hacemos números, el desembolso que supone el uniforme se convierte poco a poco en un ahorro de dinero y de tiempo.

El prisma psicológico

¿Es la gente la que lleva uniforme? o ¿es el uniforme que lleva a la gente?  No es una pregunta descabellada porque la forma de vestir juega un importante papel simbólico. Un buen ejemplo es que esperamos ver a los médicos que nos atienden con su bata blanca.

En uniforme aporta al colegial seguridad. La ropa que lleva habla de lo que hace: está estudiando. También le integra al grupo, que viste como él. Y se siente más arropado en el entorno escolar.

En el ámbito social

El uniforme escolar evita conflictos en el colegio. El profesorado no tiene que estar pendiente de que sus alumnos vistan de manera inadecuada.

El uniforme iguala. Eso es cierto y, además, uno de los argumentos que esgrimen quienes están en su contra.

De entrada se evitan las diferencias sociales. Cuando los alumnos visten a su aire siempre los hay con más recursos, que lucen unas deportivas caras, o con más permisividad por parte de los padres, que redunda en prendas que dejan al descubierto la ropa interior o en minifaldas de vértigo.

En todos los colectivos tradicionalmente uniformados, policía, bomberos, futbolistas, enfermeras… se interioriza el componente social de pertenencia a un grupo y se estrechan los vínculos con la institución.

El uniforme no deja de ser una norma y cumplirla deja para el futuro una enseñanza, que hay que dar la imagen apropiada de acuerdo a nuestros objetivos, no a seguir sin haberlo pensado antes hábitos o tendencias que nos apartan de nuestros intereses.

Todos somos distintos por mucho uniforme  que nos pongan

La corriente que plantea que la igualdad del uniforme resta individualidad o creatividad no se para a pensar en los laboratorios de investigación, donde se gestan proyectos que son un avance para la humanidad con una bata puesta.

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