TUS VENTAS DEPENDEN DE CÓMO COLOQUES LOS PRODUCTOS

Ya sabemos que el espacio es el rey y nos da más o menos posibilidades de colocar nuestros productos de la forma idónea. Sin embargo, vale la pena hacer un gran esfuerzo para exprimir todo el zumo a los metros que tenemos. De hecho, la estructura y la disposición de los artículos forma parte importante del merchandising.

¿Cómo hacerlo?

Primero dividiremos nuestro espacio en zonas frías y calientes. Se denominan fríos aquellos espacios situados en los vértices, los menos accesibles y también poco visibles del establecimiento. Las zonas calientes son por las que se desplazan los clientes de manera natural.

Los productos de mayor rotación y los que el cliente tiene muchas posibilidades de adquirir deben de situarse en las zonas frías, una oportunidad para dirigirlo a través de la tienda hacia un punto concreto. También los productos necesarios, que generan ventas ininterrumpidamente pero que el cliente no tiene decidido comprar, se deben colocar  cerca de los primeros, en las zonas frías.

Otra situación que se da a menudo es la compra imprevista. El cliente no lo tenía en mente pero se da cuenta de que necesita un determinado producto. Su exposición debe estar localizada en una zona caliente.

Finalmente, la compra prevista. El cliente tiene muy claro lo que quiere por su valor añadido y puede que necesite información y asesoramiento. Este tipo de producto tiene que estar situado en puntos cercanos al mostrador o en una zona caliente. En esta misma ubicación deben colocarse los productos en promoción y aquellos que el comercio tiene mucho interés en vender.

Los productos pequeños, complementarios y atractivos también deben situarse cerca de la caja, el punto donde el cliente es más permeable a la compra.

 

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